La historia de Maggie: Cómo hizo cambios para su salud
La historia de Maggie

Maggie, 62
Lea más sobre cómo el ejercicio y la alimentación sana de Maggie mejoraron su salud.
"Nada de lo que me decían o sugerían los demás tenía ningún efecto, hasta que decidí por mí misma que tenía que hacer algo respecto a mi peso, y que merecía la pena".
Maggie perdió algo de peso hace unos años. Pero como muchas personas que hacen dieta, no pudo evitar recuperar el peso perdido. No comía lo suficiente, por lo que tenía hambre. Y se negaba a sí misma la comida que realmente le gustaba, como la pizza.
Entonces cambió su forma de ver la comida y lo que significaba estar más sana. Perdió 50 libras (22 kg) y ahora está en su peso objetivo. En el proceso, redujo su presión arterial y el azúcar en la sangre, y sus síntomas de asma desaparecieron.
"Tendía a hacer lo que yo llamo todo o nada", dice Maggie, enfermera. "Era muy rigurosa y casi no comía lo suficiente, y luego me entraba mucha hambre y entonces me daba un atracón de pizza o de cualquier otro alimento que hubiera estado intentando evitar. Había una tendencia a querer perder peso rápidamente, queriendo resultados rápidos, pero no [ser] realmente capaz de cumplirlo porque era demasiado estricta".
"Finalmente me di cuenta de que no era algo limitado en el tiempo. No era como, 'Bueno, voy a ser muy buena y seguir con este plan de alimentación ahora hasta que consiga bajar de peso'. Fue más una toma de conciencia de que, 'Sabes, si no quiero volver a engordar, entonces tengo que hacer estas cosas. No puedo dejar de hacerlas solo porque pierda peso'".
"Así que se convirtió mucho más en un cambio de estilo de vida que en una dieta temporal. La idea de que de alguna manera podría volver a mis viejas costumbres ya simplemente no existía".
Es difícil hacer cambios
Maggie sabe lo difícil que es hacer un cambio de estilo de vida. También sabe que puede llevar algún tiempo prepararse para hacerlo.
"Nada de lo que me dijeran o sugirieran los demás tuvo ningún efecto, hasta que decidí por mí misma que tenía que hacer algo con mi peso y que merecía la pena", afirma. "La gente no va a cambiar hasta que vea una razón para hacerlo y esté dispuesta a hacerlo. Algunas personas quieren perder peso, pero no están preparadas. Es un asunto importante. Fue más difícil en muchos sentidos que dejar de fumar. Es porque la comida está en todas partes. Es un verdadero compromiso de tiempo y energía. Es un trabajo duro, (pero) es una de las cosas más satisfactorias que he hecho".
Maggie empezó uniéndose a un programa de pérdida de peso y fijándose algunos objetivos. El objetivo a largo plazo era perder 50 libras (22 kg). Pero en lugar de obsesionarse con ese enorme obstáculo, se centró en perder 1 o 2 libras a la semana. Lo hizo eligiendo una comida cada vez. También añadió más ejercicio a su vida.
Ha cambiado tanto su forma de ver la comida que "ahora no me siento bien si no como bien. Y cuando digo 'bien', quiero decir 'sano'", afirma.
Las estrategias de Maggie para una alimentación sana
Maggie perdió peso centrándose en una comida cada vez.
"Ya no como como antes. Es cuestión de tomar decisiones cada día. Puede que un día decida comer más que otro, y no pasa nada, siempre que preste atención", dice.
Estas son algunas de las cosas que la ayudaron a prestar atención a lo que come:
- Considerar una comida cada vez. "Mírelo como un viaje con un destino", dice Maggie.
- Leer las etiquetas para saber cuánta azúcar, grasa, proteína y fibra contienen los alimentos.
- Limitar los alimentos y bebidas con azúcar añadido. Maggie dejó de beber refrescos y tés embotellados con azúcar.
- Comer fruta entera cuando se le antoje algo dulce.
- Llevar un registro de cuánto come de cada grupo de alimentos para asegurarse de equilibrar las comidas.
- Hacer una lista de los alimentos en los que "merece la pena" gastar las calorías.
Los pequeños cambios mejoran la salud
Cuando Maggie empezó a subir de peso, perdió terreno en sus actividades al aire libre. Cada vez estaba en peor forma.
"Soy una antigua mochilera", dice. "Me gusta el esquí de fondo. Me gusta hacer senderismo. Y francamente, cada vez me resultaba más difícil. Estaba llegando a un punto en el que simplemente ya no lo disfrutaba. Salía con raquetas de nieve por la ladera de una montaña y me quedaba sin aliento y muy por detrás de la gente con la que iba".
También tenía otras preocupaciones. Su presión arterial y sus niveles de azúcar en la sangre eran más altos de lo que ella y su médico deseaban. El peso adicional tampoco ayudaba a su asma. "Cuanto más pesaba, más difícil me resultaba respirar. Definitivamente afectó a mi nivel de actividad".
Su deseo de disfrutar de su estilo de vida al aire libre y la preocupación por su salud le dieron la motivación que necesitaba para perder peso y mantenerlo.
A medida que las libras empezaron a bajar, ganó energía y se sintió más fuerte. "Después de perder unas 35 o 40 libras (16 o 18 kg)... subía por esa montaña a toda velocidad y ni siquiera lo sentía. Fue un cambio increíble en mi capacidad para hacer ejercicio y para disfrutar estando al aire libre y haciendo cosas".
¿La mayor ventaja? Sus síntomas de asma desaparecieron.
"Me di cuenta de que no tenía problemas cuando iba de excursión o hacía ejercicio", dice Maggie. "No tenía sibilancias. No tenía problemas para respirar. Simplemente ha ido mejorando progresivamente. No he tenido ningún síntoma. Ya no necesito esos inhaladores".
Hacer sitio para los alimentos que valen la pena
Cambiar su forma de comer no siempre significa que tenga que renunciar a sus alimentos favoritos.
Maggie incluye su adorada pizza y la hamburguesa ocasional en su plan alimentario. Pero las come con menos frecuencia. Y come porciones pequeñas. "Tengo lo que yo llamo mis alimentos que valen la pena", dice Maggie.
A menudo cambia esos alimentos para hacerlos más saludables. Se acabaron las hamburguesas con queso y tocino en el restaurante de comida rápida. "Como hamburguesas, con carne magra, y las hago en casa a la parrilla".
Le encanta la pizza, pero ya no come tres o cuatro porciones a la vez. Ahora disfruta de una porción y luego come una gran ensalada para completar su comida.
Planificar con antelación cuando come fuera
Maggie sigue comiendo un poco de tarta de cumpleaños de vez en cuando. Y no evita los restaurantes, porque le encanta comer fuera. Simplemente se asegura de tenerlo en cuenta en su plan de alimentación.
Maggie dice que sabe que privarse de cualquier capricho solo haría que lo deseara más.
"Decir que no volvería a comer pastel sería algo muy peligroso", afirma. "En cuanto me digo eso a mí misma, empieza la oposición. 'Oh, claro que sí. Voy a comer uno'. Si sé que voy a ir a una fiesta de cumpleaños y que va a haber tarta, decido de antemano si voy a comer un trozo de tarta o no. No como otras (golosinas) ese día. Si llego allí y es un tipo de tarta que no me gusta, entonces no la como".
Si come algo de tarta, "me como media porción".
Cuando va a restaurantes, suele pedir al camarero que meta en una bolsa la mitad de la cena antes de que se la lleven a la mesa, para poder llevársela a casa y comerla al día siguiente. También tiene cuidado a la hora de pedir. Pide pescado a la plancha. "Hay que alejarse de los alimentos fritos y las salsas pesadas".
También pide verduras sin mantequilla ni salsas. Sus papilas gustativas prefieren ahora las verduras sin adornos. "Antes ponía pegotes de mayonesa en las cosas, pegotes de mantequilla. Ahora como verduras frescas sin mantequilla, solo al vapor. Y están deliciosas. Pero lleva un tiempo. Se tarda de 1 a 3 meses en empezar a notarlo de verdad".
El ejercicio la ayuda a mantener su peso
El ejercicio desempeña un papel importante para ayudar a Maggie a mantenerse en buena forma. Se ha vuelto más activa además de elegir alimentos más sanos.
Su rutina habitual incluye 45 minutos de ejercicio 3 o 4 días a la semana. Suele utilizar una bicicleta reclinada. Y va a las pistas de esquí de fondo en invierno y a las de senderismo en otras épocas del año.
Aumentó su ejercicio poco a poco. Empezó con la bicicleta durante 10 minutos cada vez. Luego subió a 15 y después a 30 minutos.
También probó algo nuevo: el yoga.
"Me parece muy calmante", dice Maggie. También le gustan los estiramientos que implica el yoga.
El apoyo de otras personas ayuda
Maggie hizo el duro trabajo de perder peso por su cuenta. Pero las palmaditas en la espalda de otras personas le dieron apoyo durante el proceso para estar más sana.
"Uno de los (motivadores) para mí fueron todos los elogios y comentarios que me ha hecho la gente. Mis amigos comentan: 'Vaya, sí que comes sano'. Se dan cuenta de que como ensaladas, frutas y verduras. No como porquerías. Eso sienta bien. Otras personas me dicen: '¿Cómo lo has hecho, Maggie?'".
La historia de Maggie refleja sus experiencias contadas en una entrevista.La fotografía no es de Maggie, para proteger su intimidad.
Revisado: 7 octubre, 2024
Autor: El personal de Ignite Healthwise, LLC
Comité de revisión clínica
Todo el material educativo de Ignite Healthwise, LLC es revisada por un equipo que incluye médicos, enfermeras, profesionales sanitarios avanzados, dietistas registrados y otros profesionales de atención médica.