Un supositorio es un tipo diferente de medicamento debido al lugar en el que se coloca.
Y ese lugar es el recto.
La verdad es que, a veces, los niños no pueden tragar o mantener en el estómago un medicamento, por lo que el recto es simplemente otra vía hacia la sanación.
Y es otra manera en la que el cuerpo absorbe un medicamento.
No es gran cosa.
Y no se preocupe, es más fácil y rápido de lo que cree.
Aquí le mostramos cómo hacerlo.
Asegúrese de tener el medicamento correcto.
Asegúrese de leer, comprender y seguir las instrucciones de su médico o de la etiqueta.
Lávese las manos.
Y si tiene guantes médicos desechables, úselos.
Usar guantes desechables puede hacer que se sienta más cómodo.
Coloque a su hijo de lado con las rodillas flexionadas hacia el pecho.
O sobre la espalda con las piernas levantadas como si le estuviera cambiando el pañal.
Otra manera es colocar a su hijo boca abajo, con las rodillas por encima de su regazo.
Retire el envoltorio del supositorio.
Sosténgalo entre el índice y el pulgar.
Con la otra mano, abra las nalgas para que pueda ver la abertura anal.
Ahora, usando la punta del dedo, inserte suavemente el extremo redondo en la abertura.
No tiene que empujarlo muy adentro, solo lo suficiente para que no se salga.
Puede cubrir a su hijo con una toalla o una manta.
Luego, haga que su hijo permanezca quieto por unos minutos.
Esto permite que el supositorio comience a fundirse y comience a surtir efecto.
Puede leerle a su hijo un cuento mientras esperan.
Esperar de este modo también ayuda a evitar que su hijo intente expulsar el medicamento.
Lávese las manos, aunque haya usado guantes.
¡Y eso es todo!
Un supositorio se aplica de forma diferente a otros medicamentos, pero surte efecto donde se necesita.
Es cierto que poner un supositorio puede dar un poco de miedo, pero usted puede hacerlo.
Recuerde que cuando usted está relajado y tranquilo, su hijo también lo estará.
Y si tiene alguna pregunta, siempre puede llamar a su médico o farmacéutico.
