El dolor es complicado. Y para un niño, puede ser aún más complicado.
Los niños no siempre tienen la experiencia... o el vocabulario...
para hablar sobre el dolor que sienten.
Y el dolor es tanto físico como emocional.
Pero usted es el experto en su hijo.
Y es quien conoce la mejor manera de consolar a su hijo.
Usted también sabe cuándo algo no está bien.
Puede ayudar al equipo de atención a comprender el dolor de su hijo.
Puede decirles cómo su hijo ha afrontado el dolor en el pasado, qué medicamentos ha usado en casa, qué analgésicos le han recetado a su hijo en el pasado y otras cosas que ha hecho para ayudar a que su hijo se sienta mejor.
El equipo de atención de su hijo también usará una serie de herramientas para evaluar el dolor de su hijo.
Estas incluyen observar su comportamiento, hacer buenas preguntas y utilizar una escala del dolor.
Estos son algunos ejemplos de indicios de comportamiento a los que estarán atentos.
Los niños que tienen mucho dolor podrían comer menos, estar irritables o inquietos, llorar, gruñir o aguantar la respiración.
También pueden tener cara de enojo, apretar los puños, o dormir más o menos de lo habitual.
Pueden aferrarse a usted, o darle patadas, o proteger una determinada parte del cuerpo.
Y es más probable que los adolescentes se porten mal.
Estas son algunas preguntas que usted o el equipo de atención podrían hacerle a su hijo: ¿Tienes dolor todo el tiempo, o aparece y desaparece?
¿Dónde te duele?
¿Cómo se siente el dolor?
¿Se siente como un pellizco, una puñalada, o como golpes o escozor?
¿Es ardiente?
¿Te hace querer llorar el dolor?
¿Ha cambiado el dolor desde la última vez que hablaste con la enfermera?
Si su hijo no puede describir bien el dolor, el equipo de atención puede preguntarle: ¿Cómo sabe usted que su hijo tiene dolor?
¿De qué forma es diferente el dolor ahora, si es que lo es?
¿Tiene su hijo problemas para dormir o despertarse?
Si su hijo puede dibujar, usted o el equipo de atención podrían pedirle que dibuje dónde está el dolor y cómo se siente.
Su equipo de atención también puede usar una escala del dolor.
Algunas escalas del dolor usan imágenes.
Otras usan números del 0 al 10.
Todas estas cosas, como observar el comportamiento de su hijo, hacer buenas preguntas y usar una escala del dolor, pueden ayudarle a tener más confianza al hablar con su equipo de atención acerca del estado de su hijo.
Y eso puede ayudar al equipo de atención a prevenir el dolor o a aliviarlo antes de que empeore.
También puede ser útil para asegurarse de que su hijo obtenga la cantidad adecuada de los mejores tratamientos y así se mejore más rápido.