Los cambios en la piel son comunes si usted se somete a radioterapia para el cáncer de seno.
Por ejemplo, la zona que recibe la radiación puede enrojecerse y doler, y puede estar más sensible.
O puede dar comezón, pelarse o formar ampollas.
A veces, la piel empieza estando seca y enrojecida, y luego más adelante, se vuelve húmeda y le sale líquido.
Estos cambios pueden ser molestos, pero suelen ser temporales.
A medida que avanza el tratamiento, su equipo médico le dirá qué tipo de cambios en la piel puede tener.
Pero si tiene un problema o señales de infección, como fiebre, asegúrese de informar a su médico.
Los siguientes consejos pueden aliviar el malestar.
También es posible que su médico tenga ideas adicionales.
Haga lo que pueda para evitar que la zona tratada se irrite más.
Use ropa cómoda y suave.
Y mantenga esta zona alejada del sol.
Lave la zona con agua tibia y luego séquela con toques suaves de toalla.
Utilice desodorantes, lociones, jabones o cremas suaves y sin fragancia.
Su equipo médico podría recomendarle lociones específicas.
Mantenga la zona alejada del calor o del frío excesivo, así que evite las tinas de hidromasaje, las almohadillas térmicas o las compresas frías.
Piense en preguntarle a su médico sobre el uso de un gel o una loción de sábila sobre la zona tratada.
Algunas personas encuentran que la sábila ayuda a proteger la piel, tanto antes como después del tratamiento.
Y siguen utilizándola durante un tiempo después de haber terminado el tratamiento.
Varias semanas después de que termine la radioterapia, su piel sanará.
Es posible que no tenga el mismo aspecto que antes del tratamiento.
Puede estar un poco más oscura o sentirse un poco más gruesa, y es posible que siempre necesite un poco de cuidado adicional.
Tener que cuidarse la piel durante la radioterapia puede parecer abrumador, especialmente teniendo en cuenta todas las otras cosas que usted tiene que enfrentar.
Pero saber un poco más sobre lo que puede esperar, y la mejor manera de cuidarse la piel, puede ayudar.