¡Hola!
Soy Jess.
Hace aproximadamente un año, durante el desayuno, me sentía bien.
Pero luego mi hijo me preguntó si había recordado que él tenía un partido de básquetbol ese día.
Vaya, por supuesto que lo había olvidado.
Y cuando miré mi calendario, vi que tenía algo que hacer en el trabajo que ya no podía cancelar.
De pronto, solo tuve pensamientos horribles de que era una "mala madre".
El resto del día, dejé que esos pensamientos cambiaran cómo me sentía sobre mí misma.
No importa lo que estuviera haciendo, no dejaba de pensar todas esas cosas terribles.
Estuve de mal humor con mis compañeros de trabajo.
No podía hacer bien mi trabajo.
Estos pensamientos y sentimientos convirtieron un pequeño error en un mal día.
Cuando llegué a casa, yo era un desastre.
¿Y mi hijo?
Él estaba bien.
Estaba feliz celebrando con sus amigos que habían ganado el partido.
Pero luego causé una situación incómoda cuando le grité porque había derramado papas fritas o algo así.
Ya ni siquiera lo recuerdo.
Solo sé que fue uno de "esos" días.
En algún momento, me di cuenta de que estaba teniendo más días malos que buenos.
Y que mis sentimientos estaban afectando cómo me comportaba con otras personas.
Encontré una asesora.
Ella me enseñó que podía aprender a replantear mis pensamientos.
Ahora bien, no es necesario hablar con un asesor sobre esto.
Es útil, pero es algo que usted puede probar ahora mismo.
Esto es lo que quiero decir.
Todos tenemos pensamientos automáticos a lo largo del día.
De hecho, miles de ellos.
Pensamientos positivos.
Pensamientos negativos.
Verdades.
Ideas poco realistas.
Pero nuestros pensamientos a veces pueden hacer daño a cómo nos sentimos sobre nosotros mismos, los demás y nuestra vida.
Lo más importante que he aprendido de la lectura y la terapia es que puedo controlar lo que sucede después de que surjan pensamientos o sentimientos.
Puedo decidir si un pensamiento es útil para mi bienestar.
¿Cómo?
Puedo cuestionar si el pensamiento es algo que es cierto para mí.
Y puedo encontrar un pensamiento que sea más útil.
Veamos un ejemplo.
Sentí profundamente el pensamiento de que "Soy una mala madre".
Pero luego me pregunté: "¿Es eso realmente cierto?"
Me di cuenta de que, incluso si no puedo asistir a todos los partidos de Chris, voy a todos los que puedo.
Y no importa si voy o no al partido, nos divertimos y nos reímos juntos durante la cena hablando del partido.
Creo que es eso lo que hacen las buenas mamás.
Cuando me surgen pensamientos que no son útiles, me tomo el tiempo para desacelerarme.
Y exploro si mis pensamientos son realistas y útiles, o si no lo son.
Por supuesto, no puedo hacer esto con cada pensamiento.
Pero cada vez soy más consciente de las maneras en que a veces me veo a mí misma y veo mi vida.
Este "desacelerarse" y tomar conciencia de la manera en que pensamos es una habilidad.
Es una habilidad que he aprendido para ayudarme a replantearme mis pensamientos.
También me resultó útil trabajar con una asesora.
Si eso es algo que le puede interesar, consulte a su médico.
Como cualquier cosa nueva, se necesita algo de práctica para aprender a cuestionar y cambiar los pensamientos poco útiles por otros más útiles.
Siga intentándolo.
Puede hacer que se sienta mejor consigo mismo, con los demás y con su manera de ver el mundo.
