La hemodiálisis es un tratamiento que filtra los desechos de la sangre cuando sus riñones ya no pueden hacer ese trabajo.
Antes de que pueda comenzar con este tipo de diálisis, el médico tendrá que crear un punto por donde la sangre pueda entrar y salir de su cuerpo durante las sesiones de diálisis.
Este punto se conoce como acceso vascular.
Existen dos clases de acceso: la fístula y el injerto.
Ambos conectan una arteria a una vena.
Para una fístula, el médico conecta una arteria directamente a una vena.
Para un injerto, el médico implanta un tubo diminuto para conectar una arteria a la vena.
Una fístula tiende a ser más fuerte, dura más tiempo y es menos probable que se infecte.
Una fístula debe hacerse varios meses antes que la diálisis.
La fístula requiere tiempo para sanar y fortalecerse.
Esto es porque el acceso necesita tener una circulación de sangre regular y que sea lo suficientemente resistente para ser utilizado bastante...
generalmente 3 veces por semana.
Un injerto funciona para las personas cuyas venas son demasiado pequeñas o para quienes necesitan comenzar diálisis más pronto.
Probablemente no tenga que pasar la noche en el hospital cuando le hagan un injerto o una fístula.
El procedimiento es el mismo para ambas clases de acceso.
Así es como se hace...
Usted recibirá medicamentos que le ayudarán a relajarse y a entumecer una zona en el brazo que usa menos.
Por ejemplo, si usted es diestro, la fístula o el injerto generalmente se lo colocarán en el brazo izquierdo.
El médico le hará un corte en el brazo.
Y luego el médico le implantará el tubo del injerto o le hará la fístula que conectará una vena a una arteria.
Después del procedimiento, necesitará que alguien lo lleve a su casa.
Y probablemente necesite ausentarse del trabajo 1 o 2 días.
Ahora bien, hacerse un acceso vascular para la diálisis puede causar un poco de miedo.
Es el comienzo de una nueva forma de vida.
Pero puede ayudarle saber qué esperar.
Y siempre puede llamar a su equipo de atención si tiene preguntas.