Usted está enfrentando una decisión: ¿Es hora de someterse a una cirugía de reemplazo, o artroplastia, de cadera?
¿O desea seguir manejando el dolor con medicamentos, ejercicio u otros tratamientos?
Realmente es su decisión.
Y es importante que reflexione tanto sobre los datos médicos así como sus propios sentimientos.
La información que encontrará en este video puede ayudarle a comparar opciones, para que pueda tomar la decisión adecuada para usted.
De acuerdo, veamos entonces qué opciones tiene.
Las personas suelen optar por la artroplastia de cadera solo cuando otros tratamientos ya no controlan el dolor...
y este es tan intenso que les duele al caminar o al hacer sus actividades diarias.
La mayoría de las personas que se operan se alegran de haberlo hecho, ya que suelen tener mucho menos dolor y pueden retomar sus actividades habituales.
Tomemos un grupo de 100 personas que se sometieron a una artroplastia de cadera.
Cuando se les preguntó al cabo de 1 año de la cirugía, 93 de cada 100 personas dijeron que estaban satisfechas con los resultados.
Pero toda cirugía tiene riesgos, especialmente para los adultos mayores.
Los posibles riesgos incluyen sangrado, problemas de la anestesia y, en casos poco comunes, una infección grave en la articulación.
Y las articulaciones artificiales de cadera pueden desgastarse al cabo de 10 a 20 años.
Así que es posible que tenga que volverse a operar.
¿Recuerda ese grupo de 100 personas que se sometieron a una artroplastia de cadera?
Dentro de los 15 años posteriores a la cirugía, 21 de esas 100 personas tendrán que volver a reemplazarse la cadera.
Otra opción es probar diferentes maneras de aliviar el dolor de cadera.
Hay muchas cosas que pueden ayudar, como hacer ejercicios que su médico le recomiende, usar un bastón o bajar algo de peso si lo necesita.
También puede preguntarle al médico acerca de medicamentos o inyecciones para reducir el dolor en la cadera.
Si no se opera, evitará los riesgos de la cirugía y el largo período de rehabilitación posterior a ella.
Pero los medicamentos y otros tratamientos podrían no funcionar lo suficientemente bien, de manera que tal vez siga teniendo algo de dolor que limita lo que puede hacer.
Y los analgésicos pueden causar efectos secundarios, como malestar estomacal, salpullidos y sangrado en el estómago.
Entonces...
¿Tiene usted dolor tan intenso que está dispuesto a aceptar los riesgos de la cirugía?
¿O preferiría tratar de controlar el dolor sin cirugía?
Una vez que haya contestado a esas preguntas, el siguiente paso es informar a su médico sobre sus preferencias.
A veces puede ser difícil hablar con los médicos, especialmente si usted no está acostumbrado a hacerlo.
Pero sus pensamientos y sentimientos son importantes...
y su médico quiere conocerlos...
de modo que, trabajando juntos, puedan decidir qué opción es la mejor para usted.