Los vasos sanguíneos llamados arterias coronarias transportan sangre y oxígeno al músculo cardíaco para que siga bombeando.
En un mundo perfecto, nuestras arterias se mantendrían saludables y abiertas para que la sangre fluya a través de ellas.
La realidad es que todos tenemos materias, como colesterol y grasas, que se acumulan en nuestras arterias con el tiempo.
Esta materia se llama placa.
La mayor parte del tiempo, la placa no causa daño.
Pero a veces la placa puede romperse.
Y eso es cuando unas pequeñas cosas en la sangre llamadas plaquetas llegan al lugar del hecho para tratar de ayudar.
Su trabajo es detener el sangrado, como lo harían si se hiciera un corte en el dedo.
Las plaquetas se adhieren a la placa.
Y empiezan a aglutinarse para formar un coágulo, al igual que sucedería con ese corte en el dedo.
Y si ese coágulo obstruye la arteria, el corazón no recibirá suficiente sangre y oxígeno, lo que significa que las células del músculo cardíaco podrían morir.
Cuando eso sucede, se conoce como ataque cardíaco.
Pero un ataque cardíaco no tiene por qué ser mortal.
El tratamiento rápido puede salvarle la vida y reducir el daño al corazón.
Y aún mejor, hay cosas que puede hacer para reducir el riesgo de sufrir uno.
Los hábitos saludables para el corazón incluyen no fumar, comer alimentos saludables para el corazón, hacer ejercicio con regularidad y mantenerse en un peso saludable.
Recuerde que siempre puede consultar a su médico sobre otras maneras de cuidar su corazón y qué tratamiento podría ser mejor para usted.
