Cuando tiene diabetes, es importante entender que las heridas no pueden sanar tan bien ni tan rápido como lo harían si no tuviera diabetes.

Una lesión como un corte, un rasguño o una ampolla que podría no parecer gran cosa puede convertirse rápidamente en un serio problema.

Por lo tanto, debe prestar especial atención a su piel, comprender las señales de problemas y obtener ayuda temprano para evitar que algo pequeño se convierta en un problema grande.

Puede ser difícil saber lo grave que es una herida.

Pero si tiene cualquier señal de infección, como dolor, hinchazón, aumento de la temperatura, enrojecimiento o pus, debe consultar a su médico de inmediato para controlar la infección.

Hable con su médico para asegurarse de que comprende cómo seguir su plan de tratamiento.

Tener diabetes puede dificultar la sanación de las heridas.

Consulte a su médico sobre maneras de cuidarse la piel.

Prestar atención a los problemas puede ayudar a evitar las infecciones y mantener la piel lo más saludable posible.